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Es curioso como la publicidad puede con todo. Vender. (Tanto vendes, tanto vales, en mi caso y en mi trabajo es así sin ninguna duda.)
Ahí esta, han ido pasando las décadas por el y ahí esta. Y no es fácil, sobre todo en una ciudad como la mía, en la que Bellas Artes no deja tocar ni un ladrillo que sea un poco viejo cada vez que alguien osa hacer obras en su casa. Ni levantar mas de dos pisos de altura, con el fin de no tapar al visitante foráneo, la vista de la ciudad vieja desde la carretera.
Pues eso, ahí esta, azulejo tras azulejo invitando al viandante a abonar con el.
Lo mas extraño de todo es que esta situado en la fachada de la antigua iglesia de un convento del siglo, creo, XV o XVI, la verdad paso todos los días por delante y vive Dios que he leído miles de veces lo del siglo de marras pero ahora no se, tendré que releerlo de nuevo y rectificare. Como decía ha pasado por el convento una restauración y todo hasta quedar convertido en lo que actualmente es hoy el. Museo del queso y el vino. Y ahí sigue. Erre, que erre.
Me imagino que se ha convertido en una obra más de arte.
A mi me sigue intrigando igual que cuando tenia cinco años o quizás menos, porque recuerdo haberlo visto siempre. Me imagino que estaría ahí antes de nacer yo.
Y ahí seguirá seguro dentro de cien años más.
Vender, Vender, Vender.
¿ Es bonito no ..?
Mmmmm .!
1 comentario
alone -
Un beso.