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Erik

Noche lluviosa

Noche lluviosa Esta tarde hacia una de esas que tanto me gustaban cuando detrás de aquel ventanal veía llover fuera en el altozano que había enfrente de casa. Aunque, la verdad, no tenia en absoluto esperanzas de que cayera una sola gota cuando decidí salir a dar mi paseo de ultima hora de la tarde.

¡Que va! no hay tal cambio climático. Pero el caso es que no ha caído una sola gota en lo que ha sido un atípico y feúcho otoño, que empezó bonito y ocre como suelen empezar y que se ha convertido al final en algo que ni se sabe que era realmente. Y el invierno poco más o menos anticiclón tras anticiclón horrible y feo con cielos azules uno tras otro y tremendamente aburridos.



Así pues al ver el cielo esta tarde pensé que por fin material para mis posibles pinturas.

La verdad es que allá arriba con ese fondo de grises y algún que otro anaranjado casi blanco que se escapaba entre nube y nube hacían un entorno agradable (para mí, porque no creo que para los “miradores”(*) que ya por cientos deambulan por esos lugares, merced a las incipientes vacaciones de semana santa) . Un viento que podría parecer molesto pero que no lo era en absoluto, al menos para mí, acababa por dar junto a la luz gris de los últimos rayos de sol un tono algo siniestro y de película de terror a ciertas partes de la muralla del viejo castillo, ahora ya pobladas de alguna que otra pareja de grajos que con su plumaje negro aun contribuían a crear si cabe aun más un clima de novela también gótica como decía antes refiriéndome al cine.



Lo cierto es que como quiera que me encantan esas narraciones, no podría sentirme mas a gusto en medio de ese decorado.



Al poco rato de empezar a caer el sol ya y llegar suavemente la noche (no dirían esto los “Miradores”(*). Seguro, puesto que en absoluto una noche gris, lluviosa y en medio de un viento que movía las hierbas y hacia balancearse la silueta oscura algo siniestra de los altos cipreses que se adivinan no solo en primer plano en los jardines de enfrente del castillo, sino también un poco mas alejados los mas altos y viejos que se ven tras la valla del viejo cementerio de la Vera Cruz alternando sus altas figuras con una que otra silueta ya totalmente oscura también de cruz y cruz en lo alto de los panteones del mismo). Lo dicho, en un decorado de los más gótico, comenzaron a llenarse los cristales de mis gafas, primero de tímidas gotitas mínimas, y luego arreciando algo mas fuerte el viento, gotas ya mas gruesas, hasta el punto de ya al fin llover con fuerza. De pronto en unos segundos al mirar alrededor mío ya no se veía “mirador” alguno. Con lo que aquel espacio maravilloso era mío, y solamente mío. Mire hacia arriba dejando que la lluvia me mojara la cara, una lluvia cálida y maravillosa que enseguida me trajo recuerdos de otros otoños e inviernos en que me pasaba las tardes oyendo música tras los cristales con la luz apagada y oyendo músicas interminables. Unas veces acompañado y otras en espera de recibir esa compañía de dulces labios carnosos y abrazo interminable.

Luego ya casi noche del todo, con los últimos rayos mortecinos de un sol que solo podía adivinarse tras los maravillosos nimbos que poblaban y se hacían amos y señores por doquier del cielo que ya se adivinaba casi negro (¿negro? Quizás no, me decía mi padre cuando me estaba enseñando a pintar de muy pequeñito, que nunca, o casi nunca utilizaba el negro en su pintura, porque realmente el negro es un color artificial, ya que en la naturaleza nada hay que sea realmente negro y que solo utilizaba, al igual que yo, para agregado en una cantidad ínfima al azul, para dar mas dramatismo a los cielos de los cuadros.), Cielo si, ya casi negro, y prácticamente si, luz, decía. Me dirigí hacia abajo ahora por entre la miles de flores amarillas que pueblan las plataformas que suben hacia ese vetusto castillo, donde tanto me gusta darle vueltas al coco dejándome mojar por la lluvia. Acto reflejo, de hacer ademán de sacar el gorro que se oculta en el cuello de mi cazadora roja, pero solo eso porque, ¿cómo disfrutaría de la lluvia con tal cosa encima de mi cabeza?

Y así he llegado en medio de la lluvia a la plaza, esta si llena de “miradores” cobijados en cafeterías o en los soportales que la rodean de parte a parte la misma esperando, al tiempo que miran y miran al cielo, como pidiendo que no les estropeen sus dichosas vacaciones.

Bien. ¡Sea....! ¡Pero más bien otro día........!

Ja ja ja ja.........






(Todas las imagenes por Erik)
Pd.(*)Miradores = Turistas.

Musicas: Tubular Bells II (Mike Oldfield).

7 comentarios

alone -

Que lindas imágenes, aunque debo reconocer que el cielo nublado no me gusta da miedo, pero tu paseo por la lluvia eso si me agrada... mojarme bajo la lluvia que sensación más agradable
Besitos.

lunaaaaa -

Bellisimas fotos erikkkkkkk

BRYDA -

unas fotos increibles,lo mejor de la lluvia para mi sin duda es el aspecto que le da al cielo,decorarlo con esas nubes es todo un milagro ;)

Bruixeta -

Las fotos preciosas...xo la vuelta de inspiración lo mejor de todo el post!!!Oléeeeee!Un beso

Jossie -

Imaginé haber visto la luna en una de las fotos y son gotas de agua !!!!

que bonitas fotos !

Corazón... -

Hola Erik :-)

Últimamente hay problemas para ingresar a blogia..No me dejaba llegar hasta este espacio:(

Oye dime cómo haces para poner varias imagenes a un solo post? pasame el secreto sí? ;)

Preciosas fotografias, todas, sin excepcion de ninguna... Felicidades!

Ya llegó la primavera, que tal de ánimo eh?

Un beso y saludos!

;o)

YXQNO?' -

Que rico es poder sentir la lluvia en la cara, sin sentir que no debe de ser...hace tiempo que no lo disfruto, la ùltima, el año pasado sin programaciòn, venìa de regreso de trotar y desde arriba vi, que ya llovìa,de regreso me he mojado de lo màs rico, volvì a ser lo que siempre quiero ser...en fin...
nos vemos...