El Perfume
Cuaderno de bitácora:
Fecha: 15.07.2005
Viernes.
.
(Frente al arco de S.Andres, Erik)
.
Al final la semana a pesar de las continuas caídas de línea y el consiguiente retraso y por ende, aumento de velocidad en las tareas (adrenalina a tope) se saldo satisfactoriamente y los ánimos subieron un poquito el termómetro, aunque solo fuera para acompañar también a la temperatura reinante.
Las tres de la tarde, cierre y las copitas de rigor de todo final de día en que empieza el tan ansiado fin de semana, que en esta ocasión coincide con el comienzo de vacaciones.
Así todo de cara he decidido que ya era hora de tomar el camino de mis paseos vespertinos hacia el crepúsculo. Y hoy mas que ningún otro día con una tarde casi noche que se venia perfecta.
En efecto he tomado mi cámara de fotos y mi reproductor mp3 y he comenzado la subida aun con mucha luz del rey sol, según subía el vientecillo se hacia mas agradable y el olor de las flores de los huertos que voy dejando atrás por el camino según subo llena todo el ambiente realzando mas si cabe la felicidad que con tan poca o, mucha según se mire, cosa me va llenando la caja de la música.
He llegado al arco de San Andrés (creo, porque ese antes no estaba ahí) y al rodear la esquina del mismo he visto como según se veía hacia arriba las parejas que suelen, los fines de semana poblar esos lugares vetustos cámara en ristre, disfrutaban de su visita, al menos por sus caras. Decía que justo al bordear el arco me he encontrado con la primera pareja que ya bajaba, el chico un poco mas adelantado que la chica, y al cruzarme con esta pude constatar un olor conocido, muy conocido, un perfume que no olía hacia muchos, muchos años, al menos de esa manera, porque yo si soy de los que piensan que un mismo perfume si huele diferente según quien lo lleve, y era extraño porque incluso la cara de ella tenia algo reconocible, aunque no ciertamente lo que pensé. Pero el olor era el mismo, ademas iba dejando tras de si una estela que yo aspire durante todo el rato que en mi subida fue quedando, y si, cielos, era ese mismo olor, me di la vuelta unos pasos mas adelante cuando ya el olor se extinguía y mire como se detenía en el mirador unos centímetros antes de llegar al arco y observaba desde allí mirando hacia abajo, la plaza mayor al fondo.
Lo pensé, vaya que si, y seguí mi camino con una sonrisa ahora dibujada en mi boca, no digo en mi cara, porque la verdad es que debía de ser de tontito .
Luego ya arriba el aire hacia la tarde-noche de lo mas agradable y ya el cielo se había teñido de un suave color rojizo que al subir del todo, y ya al fondo en el horizonte se veía totalmente rojo como una explosión provocada por Rey Sol que ya se había ocultado del todo tras las montañitas donde se ve terminar la carretera que lleva a la capital.
Estaba salpicado todo el camino aquí y allá por parejas paseando, unas conversando otras haciéndose fotos (en mi mirador sobre todo, porque ese me lo adjudique desde el primer día) pero si, todas con unas caras, maravillosas caras de felicidad.
Entonces pensé en ella. Podría ahora estar paseando conmigo por allí, los dos solos, simplemente paseando, eso, solo eso. Y en ese momento he llegado a la altura del jardín que vierte sus flores blancas a través de la pared y he decidido cogerle un ramito pequeño.
Entonces pensé en ella. Podría ahora estar paseando conmigo por allí, los dos solos, simplemente paseando, eso, solo eso. Y en ese momento he llegado a la altura del jardín que vierte sus flores blancas a través de la pared y he decidido cogerle un ramito pequeño. He pensado invitarla a subir después, aunque se que será inútil, no subirá, no es su forma, esta demasiado ocupada, se de sobra que me va a contestar, pero bueno de cualquier forma cuando baje lo intentare.
Al bajar ya otra vez a la altura del arco frente al mirador donde tantas y tantas noches
pasamos oyendo música y hablando y besando y enamorados (la otra chica, la anterior. Esa. E. y yo) observé una pareja que había visto anteriormente arriba, y que me di cuenta como ella se había fijado en el pequeño ramito de flores blancas, y ahora sola, observe, me imagino que él, se habría quedado arriba haciendo alguna foto o yo que se.
Se había apoyado sobre la pequeña murallita que esta justo antes del arco y miraba hacia abajo. Espero a que yo me fuera del mirador para venir ella justo allí y seguir mirando como quien ha visto algo raro, mis flores. Ahora yo la observaba desde abajo pero ella no podía verme a mi, y seguí observando como se inclinaba hacia a bajo con medío cuerpo fuera en el vació.
Luego me aleje en dirección a la villa antigua para terminar mi paseo.
He llegado a casa le he dado las flores, se ha sonreído he visto en su cara que se ha ruborizado un poquito, que le ha gustado, y no se ha atrevido a decir nada.
La he invitado a subir conmigo mas tarde cuando la noche ya sea noche por doquier...
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(Frente al arco de S.Andres. Erik)
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Músicas: The Moody Blues.
Fecha: 15.07.2005
Viernes.
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(Frente al arco de S.Andres, Erik)
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Al final la semana a pesar de las continuas caídas de línea y el consiguiente retraso y por ende, aumento de velocidad en las tareas (adrenalina a tope) se saldo satisfactoriamente y los ánimos subieron un poquito el termómetro, aunque solo fuera para acompañar también a la temperatura reinante.
Las tres de la tarde, cierre y las copitas de rigor de todo final de día en que empieza el tan ansiado fin de semana, que en esta ocasión coincide con el comienzo de vacaciones.
Así todo de cara he decidido que ya era hora de tomar el camino de mis paseos vespertinos hacia el crepúsculo. Y hoy mas que ningún otro día con una tarde casi noche que se venia perfecta.
En efecto he tomado mi cámara de fotos y mi reproductor mp3 y he comenzado la subida aun con mucha luz del rey sol, según subía el vientecillo se hacia mas agradable y el olor de las flores de los huertos que voy dejando atrás por el camino según subo llena todo el ambiente realzando mas si cabe la felicidad que con tan poca o, mucha según se mire, cosa me va llenando la caja de la música.
He llegado al arco de San Andrés (creo, porque ese antes no estaba ahí) y al rodear la esquina del mismo he visto como según se veía hacia arriba las parejas que suelen, los fines de semana poblar esos lugares vetustos cámara en ristre, disfrutaban de su visita, al menos por sus caras. Decía que justo al bordear el arco me he encontrado con la primera pareja que ya bajaba, el chico un poco mas adelantado que la chica, y al cruzarme con esta pude constatar un olor conocido, muy conocido, un perfume que no olía hacia muchos, muchos años, al menos de esa manera, porque yo si soy de los que piensan que un mismo perfume si huele diferente según quien lo lleve, y era extraño porque incluso la cara de ella tenia algo reconocible, aunque no ciertamente lo que pensé. Pero el olor era el mismo, ademas iba dejando tras de si una estela que yo aspire durante todo el rato que en mi subida fue quedando, y si, cielos, era ese mismo olor, me di la vuelta unos pasos mas adelante cuando ya el olor se extinguía y mire como se detenía en el mirador unos centímetros antes de llegar al arco y observaba desde allí mirando hacia abajo, la plaza mayor al fondo.
Lo pensé, vaya que si, y seguí mi camino con una sonrisa ahora dibujada en mi boca, no digo en mi cara, porque la verdad es que debía de ser de tontito .
Luego ya arriba el aire hacia la tarde-noche de lo mas agradable y ya el cielo se había teñido de un suave color rojizo que al subir del todo, y ya al fondo en el horizonte se veía totalmente rojo como una explosión provocada por Rey Sol que ya se había ocultado del todo tras las montañitas donde se ve terminar la carretera que lleva a la capital.
Estaba salpicado todo el camino aquí y allá por parejas paseando, unas conversando otras haciéndose fotos (en mi mirador sobre todo, porque ese me lo adjudique desde el primer día) pero si, todas con unas caras, maravillosas caras de felicidad.
Entonces pensé en ella. Podría ahora estar paseando conmigo por allí, los dos solos, simplemente paseando, eso, solo eso. Y en ese momento he llegado a la altura del jardín que vierte sus flores blancas a través de la pared y he decidido cogerle un ramito pequeño.
Entonces pensé en ella. Podría ahora estar paseando conmigo por allí, los dos solos, simplemente paseando, eso, solo eso. Y en ese momento he llegado a la altura del jardín que vierte sus flores blancas a través de la pared y he decidido cogerle un ramito pequeño. He pensado invitarla a subir después, aunque se que será inútil, no subirá, no es su forma, esta demasiado ocupada, se de sobra que me va a contestar, pero bueno de cualquier forma cuando baje lo intentare.
Al bajar ya otra vez a la altura del arco frente al mirador donde tantas y tantas noches
pasamos oyendo música y hablando y besando y enamorados (la otra chica, la anterior. Esa. E. y yo) observé una pareja que había visto anteriormente arriba, y que me di cuenta como ella se había fijado en el pequeño ramito de flores blancas, y ahora sola, observe, me imagino que él, se habría quedado arriba haciendo alguna foto o yo que se.
Se había apoyado sobre la pequeña murallita que esta justo antes del arco y miraba hacia abajo. Espero a que yo me fuera del mirador para venir ella justo allí y seguir mirando como quien ha visto algo raro, mis flores. Ahora yo la observaba desde abajo pero ella no podía verme a mi, y seguí observando como se inclinaba hacia a bajo con medío cuerpo fuera en el vació.
Luego me aleje en dirección a la villa antigua para terminar mi paseo.
He llegado a casa le he dado las flores, se ha sonreído he visto en su cara que se ha ruborizado un poquito, que le ha gustado, y no se ha atrevido a decir nada.
La he invitado a subir conmigo mas tarde cuando la noche ya sea noche por doquier...
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(Frente al arco de S.Andres. Erik)
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Músicas: The Moody Blues.
3 comentarios
erik -
Disfruta de tu noche de sabado en casa y hazla lo mas larga posible.
Si esto debria haberlo puesto hace unas horas, pero es que no siempre es posible.
ja ja.
lokura -
toshiro -
Celebro sus paseos.
Abrazos