Aviones
(Aviones. Erik)
He salido casi a las diez, bueno y sin casi cuando tome el camino del castillo eran ya las diez, y el sol ya había hecho su mutis en el horizonte, mutis que debió de ser apoteósico a juzgar por como se había presentado el escenario, y sobre todo los decorados (llámense nubes) en un día de esos parecidos a un clásico día de verano aquí en el suroeste en que todo presagia tormenta debido al calor sofocante y pegajoso. El cielo estaba lleno de nubes aquí y allí dejando entre la brumilla gris y esas mismas también teñidas de ese mismo color entre grisáceo y ligeras pinceladas de naranja que aquí no seré capaz de describir y que tan fácilmente haría si pudiera cogen un pincel y trasladarlo al texto.
La luz aun era visible y camine hacia arriba dejando atrás la plaza mayor y el bullicio de las terrazas. Hacia un viento fresco que se agradecía después de varios días de intenso calor, poco a poco se iba haciendo la luz mas tenue mientras subía ahora junto al palacio de Santa Marta convertido ahora en hotel , delante mío subía una pareja a la altura de la torre del Alfiler abrazándose de cuando en cuando. Mientras cámara en ristre, proseguían camino hacia la Villa antigua, tome la callejuela que sube directamente al castillo y que se aparta a la derecha, nadie ya por el camino de subida zigzagueante, deje atrás el viejo y seco eucaliptus que con su magnifica altura queda ahí como un mudo testigo de muchas noches pasadas ahí arriba en el mirador, junto con ella, y nuestra música.
Esta noche habría subido acompañado ahí mismo con la que ahora es mi compañera, pero no siempre son posibles los deseos.
Tome el arco que sube hasta la primera plataforma llena en días aun cercanos toda ella, de amapolas y matas que me llegaban hasta la cintura y que ahora tan solo son un amasijo de pajas secas, simplemente por acortar el camino y llegar a ver los últimos colores rojizos en el horizonte en lo alto ya del cerro.
Es curioso como se van animando mas y mas cada día, y es raro ya el día que paseo solo en estos lugares, en la pequeña muralla anterior a la entrada del castillo había una pareja haciéndose arrumacos aprovechando la semipenumbra de la noche que se acercaba cada vez mas, y luego en la gran explanada frente al mirador que tantas veces me ha visto apoyarme en su barandilla y disfrutar unas veces de nieblas, otras de sol, y otras simplemente de las estrellas, otra pareja sentada conversaba animadamente, esta vez la silueta oscura de dos chicos.
Música en mis oídos, pensamientos en un lugar del globo lejano, bueno ahora no tanto, pero claro en otros tiempos cando se pensaba que la tierra no podía ser esférica
Y es que estos lugares están llenos de recuerdos de gentes que surcaron ese océano en busca de una tierra que no era la que buscaban, y de sus casas que han quedado como museos, llenos de sus objetos cotidianos, armas y demás parafernalia de otros tiempos que al fin y al cabo en el fondo no serian muy distintos en cuanto al sobrevivir diario, en busca del mismo vil metal.
No me meteré en cabezas que ya no están, y que incluso algunas ni regresaron.
Porque al fin y al cabo el objeto de estos paseos es disfrutar de lugares e intentar imaginar las cosas agradables que en ellos ocurrieron, pasear con gente agradable aunque no presente físicamente, o a veces si.
Bueno me imagino un avión como esos que veo algunas tardes en dirección a América, y ahora que pienso en ello tu seguramente ahora estarás viendo algodón por las ventanas querida amiga.
Músicas: The Doors.
9 comentarios
Merche -
erik -
erik -
Dime algo,
alone -
Besitos.
erik -
Pilu -
lunaaaaa -
TOSHIRO -
Saludos
Brisa -
Un abrazo.