Retrato en sepia
Van desgranando las notas del concierto, ahora el piano sobre todos los demás instrumentos no deja lugar a dudas de que es el protagonista, como no iba a serlo, como la tinta lo era entonces, negro sobre negro dentro de un tintero aparranado, de cristal con tapa metálica escapado de alguna vieja escribanía que fue a acabar sus días en el escaparate de un anticuario. Paseábamos juntos como siempre, casi veinticuatro horas, y aun nos faltaban cundo lo vio junto a otros objetos de cristal. Volví mi cara para ver que le llamaba la atención y ahí estaba solitario. Entonces lo pensé, ahí pondría mi tinta china y de ahí saldrían todos los engendros habidos y por haber que a ella o a mi me gustaban y que llenarían las paginas de lo que en principio iba destinado a ser su diario y que acabo siendo el nuestro, que sin escribir nada si que daba cuenta pagina si, pagina no del estado de ánimos, mío, o de las exigencias de ella por poner una pagina mas en el aunque quizás nunca debiera haber sido puesta ese día en concreto.
Así fueron llenándose páginas de tinta hasta quedar inconcluso en la página "78" en la que el sepulturero, lloro. Y que realmente no fue pintada. Aunque imagen si hay.
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Músicas: Rachmaninoff / Concierto para piano nº 3
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